Abstract

La protección de las obras como propiedad de los artistas surge del progresivo reconocimiento a los autores de un poder de control económico sobre su creación. Si bien los primeros privilegios y, posteriormente, derechos que se atribuyen a los autores tienen un carácter patrimonial, la recuperación progresiva del vínculo personal entre creador y obra da lugar a una serie de facultades denominadas “morales” por su relación con la personalidad y sentimiento del autor. Aunque se ubica el origen de la propiedad intelectual en el Estatuto de la Reina Ana, los derechos morales aparecen de manera más tardía y por vía fundamentalmente jurisprudencial: a través de las resoluciones de tribunales franceses durante el siglo XIX y principios del XX. Dicha jurisprudencia fue en su momento objeto de estudio y de debate, dando impulso a una corriente de pensamiento que culminó con el reconocimiento de los derechos morales de autor en el Convenio de Berna y, en consecuencia, también en sus países firmantes. Este trabajo realiza un breve repaso de la evolución de los intereses personales de los autores y su progresiva aparición y protección, incidiendo en la influencia que no solo la jurisprudencia francesa, sino también su doctrina, tuvo en su consagración legal.

Full Text
Published version (Free)

Talk to us

Join us for a 30 min session where you can share your feedback and ask us any queries you have

Schedule a call