Abstract

En medio de las tensiones de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, México se ve como uno de los protagonistas del “nearshoring”. Aunque separado por miles de kilómetros de naciones asiáticas como China, Corea del Sur y Japón, México se ha convertido en un punto atractivo para sus inversiones. Empresas procedentes de estos países se ven atraídas por la puerta que México ofrece al mercado norteamericano. Esta inversión se ha orientado predominantemente hacia la manufactura, con énfasis en automóviles y electrónicos. México ha encontrado sus fortalezas en su proximidad a EE. UU. y Canadá, en sus tratados comerciales y en la asequible mano de obra, posicionando al país como un destino atractivo para el nearshoring. Este fenómeno promete no solo estrechar lazos comerciales, sino también revitalizar la economía mexicana y generar empleo.

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