Abstract

Los miliarios realizaban en el mundo romano una doble función, por una parte, como indicadores de rutas al servicio del viajero y por otra como elementos de representación política. En época imperial suponían un claro homenaje al emperador y a su familia como representación del poder. A partir sobre todo de la dinastía de los Severos, se asiste a la aparición de titulaturas imperiales en cualquier clase de obra pública, incluidos los miliarios que se convierten de esta manera en un ejemplo claro de soporte de la proyección del poder político. En este caso analizamos aquéllos en los que como reflejo de este hecho aparecen mujeres de la familia imperial, que además son Augustas, junto a otros miembros de la domus imperial, durante el siglo III d.C., único momento en el que tal práctica se lleva a cabo.

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