Abstract

Durante el periodo romano (siglo III a.C.-siglo V d.C.), las zonas próximas a la actual desembocadura del río Guadalquivir estaban ocupadas por una laguna interior con conexión marina, a partir de la interpretación paleoambiental de las asociaciones de foraminíferos bentónicos obtenidos en un sondeo situado en el Parque Nacional de Doñana. Sus zonas internas estaban ocupadas por llanuras mareales arcillosas, que sufrieron los efectos de una tormenta hacia finales del siglo I d.C. La comparación con los ostrácodos del mismo sondeo confirma esta recons­trucción y los datos paleogeográficos aportados por diversos cronistas, si bien estos microcrustáceos detectan de manera más precisa los cambios paleoambientales en estos medios litorales.

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