Abstract

El artículo analiza la estabilidad y permanencia de la clase política institucionalizada en Colombia en las elecciones de 2010. El argumento central es que en Colombia se presenta una situación de amalgama, de combinación entre congresistas consolidados y nuevos, a la vez que existen diferentes segmentos en ambas Cámaras, según sus trayectorias y tiempo de permanencia en el Congreso. Conviven viejos caciques electorales y políticos pertenecientes a familias tradicionales, con sectores emergentes y nuevos liderazgos. Hay un mayor grado de renovación en la Cámara de Representantes que en el Senado. Asimismo, los nuevos partidos se han constituido en vehículo de ascenso y movilidad social.

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