Abstract
Desde la llegada al trono de la dinastía Trastámara los diferentes monarcas castellanos llevaron a cabo una serie de actuaciones respecto a las órdenes religiosas. Durante los primeros años, éstas estuvieron dirigidas, en su mayoría, a la orden franciscana, a lo que habría que sumar la introducción en Castilla de la orden de la Cartuja y las primeras fundaciones jerónimas. Sin embargo, las reinas Beatriz de Portugal y Catalina de Lancaster, junto al infante Fernando de Antequera, fueron los protagonistas del cambio devocional que se produjo en Castilla y que alcanzó su cénit al alcanzar la mayoría de edad Juan II. Desde finales del siglo XIV vieron la luz una serie de fundaciones dominicas y se reformaron algunos conventos por parte de estos personajes; de manera progresiva, comenzaron a confiar en los frailes de esta orden diferentes cometidos espirituales, sociales y políticos.
Highlights
Played a leading role in the devotional change which occurred in Castile and reached its zenith when John II came of age
Todo ello se visualiza en una carta de la reina María de Aragón del 27 de diciembre de 1423, dirigida a las profesas de Santo Domingo el Real de Toledo, Teresa de Ayala y María de Castilla, en que se observa la división de la orden como agora ha un año, poco mas o menos tiempo, que yo estando en esa çibdat vos estavades so obediencia del maestro general de la orden de los predicadores et a ynobediençia de fray Luis de Valladolid [...] et agora me es fecha relacion avedes dado vuestra vez al dicho fray Luis e estades a obediencia suya de lo qual yo soy de vos mucho maravillada109
El monarca fundó otra serie de misas, memorias, aniversarios y capellanías en conventos dominicos: el 17 de noviembre de 1419, entregó a San Pablo de Valladolid un juro de 5.000 maravedís con carga de una misa diaria cantada134; en su testamento del 8 de julio de 1454 mandó a dicho cenobio sus palacios, casas y huertas que el monarca poseía en un lugar cercano al mismo “porque sean tenudos de faser e cantar e fagan e canten dos aniversarios de cada un año de seis en seis meses por mi anima e de mis defuntos”135
Summary
Durante la Edad Media la monarquía empleó las diferentes órdenes religiosas como un elemento de identidad y memoria. Cabe mencionar los trabajos de Nieto Soria centrados en dichas relaciones; la obra de Villarroel González focalizada en los vínculos entre la jerarquía eclesiástica secular y el monarca durante el reinado de Juan II7 o, la de Nogales Rincón, dedicada a la Capilla Real. Finalmente, resulta de gran interés la Tesis Doctoral de Lucía Gómez-Chacón acerca del convento dominico de Santa María la Real de Nieva, en la que dedica un capítulo entero a analizar el contexto y las relaciones entre dicha orden y su reforma con la monarquía Trastámara. Mientras que durante los primeros reinados de dicha dinastía la monarquía protagonizó varias intervenciones de interés respecto a las distintas órdenes religiosas, principalmente la franciscana, cartuja y jerónima, con la llegada al trono de Juan II se produjo una inflexión de la política monástica regia en favor de la Orden de los Predicadores. Del reinado de Juan II: la regencia de Catalina de Lancaster y el infante Fernando y los años que siguen a la mayoría de edad del monarca y el comienzo de su reinado efectivo
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