Abstract

El Salvador presenta la necesidad de garantizar un sistema educativo de calidad y de carácter universal, reconociendo el derecho a la educación que tiene cada individuo. Sin embargo, esto no es así, ya que se han presentado dificultades para formar el recurso humano con niveles de educación superior y capacitación continua. Esto se refleja en el bajo nivel de escolaridad promedio y la poca o nula capacidad para responder a las innovaciones tecnológicas.De acuerdo con Michael Porter, la formación del recurso humano requiere fortalecer la educación, hasta el punto de generar innovación en la economía, mejorando la productividad y competitividad en el ámbito global. Es así como, desde la óptica de Porter, la baja productividad y competitividad en El Salvador encuentra una de sus causas en la escasa formación del recurso humano, que implica que la mano de obra sea no especializada o semiespecializada. Parte del bajo nivel de competitividad reside precisamente en la poca atención al factor educativo. Esto se refleja en el reducido porcentaje de gasto público que se destina a educación, que pasó del 3.9 % del PIB al 3.8 % entre 2014 y 2017, según datos del Ministerio de Educación (Mined) y del Banco Central de Reserva (BCR) (Mined, 2018, p. 148).

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