Abstract

El presente artículo analiza Diarios del odio, una instalación de Roberto Jacoby y Syd Krochmalny, desde una triple perspectiva. En primer lugar como una obra de sitio específico que dialoga críticamente con su emplazamiento en la que fuera la residencia de Victoria Ocampo; luego como una obra en diálogo con la tradición de la poesía visual que le permite capturar y materializar los discursos de odio que circulan en las redes; y finalmente como una obra de arte de los medios que reflexiona sobre el devenir de las utopías comunicativas imaginadas a partir de los años sesenta. En los tres casos, el odio como afecto contemporáneo se encuentra en el centro de la reflexión.

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