Abstract

En los últimos años, los países de América Latina han dado importantes pasos en materia de inclusión. Sin embargo, millones de ciudadanos y ciudadanas aun no participan adecuadamente de la vida social, económica, y política de sus respectivas sociedades. El objetivo de este trabajo es evaluar la relación entre la persistente desigualdad, y las implicaciones que esto tiene para las democracias en los países de la región. La metodología empleada en el desarrollo de este artículo fue analítica y cualitativa, donde las contribuciones de autores como Munck (2005), Casas-Zamora et al (2014), Zovatto & Herrera (2011) y datos provenientes de trabajos de CEPAL y PNUD, entre otros, fueron clave para el análisis plasmado en el trabajo. Entre los principales aspectos evaluados como consecuencias de la desigualdad existente en América Latina se encuentran (a) el desencanto de la ciudadanía con la democracia, y erosión de su legitimidad, (b) el aumento de la violencia y otras prácticas antisociales, (c) el acceso diferenciado a derechos, especialmente para indígenas y afrodescendientes, (d) la emergencia de nuevas conflictividades, en particular proveniente de las clases medias, y (e) la reducida representatividad y calidad de las decisiones provenientes del sistema político. El artículo concluye que la concentración del poder económico-político en pocas manos desvirtúa la práctica democrática y los procesos políticos, con frecuencia poniendo al Estado al servicio de las élites, afectando el ejercicio pleno de los derechos humanos, deslegitimando la representación política, y las instituciones republicanas.

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