Abstract

La descomposición de la hojarasca es un proceso ecosistémico clave aún poco explorado en ríos intermitentes. Durante la fase seca, la hojarasca experimenta diversos modos de procesamiento, ya sea acuático, terrestre o combinado, generando un proceso heterogéneo. En pozas aisladas, las condiciones adversas y la falta de corriente limitan la actividad de hongos acuáticos y fragmentadores, reduciendo la descomposición. En sedimentos emergidos, la sequía prolongada también disminuye la actividad de descomponedores, afectando a la vez su composición. Los fragmentadores acuáticos declinan con la desaparición del agua, mientras los invertebrados terrestres contribuyen limitadamente al procesado de la hojarasca. En estas condiciones de sequía, la descomposición microbiana también se reduce, pero en menor medida, destacando la prevalencia de hongos acuáticos resistentes a la desecación. Durante la fase seca, los procesos abióticos como la temperatura, radiación solar y precipitación aumentan su contribución en la descomposición. En todo caso, la duración de la sequía y las condiciones locales son factores claves que modulan la reducción de la descomposición durante la fase seca. n la posterior fase húmeda, la descomposición también es más lenta que en ríos permanentes, atribuible a cambios durante la sequía en la calidad de la hojarasca y en las comunidades de descomponedores. Es necesario entender la dinámica de la materia orgánica en los ríos intermitentes, y en especial, los procesos que ocurren durante la fase seca en toda su complejidad, para comprender el destino de la materia orgánica terrestre en las redes fluviales.

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