Abstract

Las representaciones y el uso de la Cruz de Cristo han sido múltiples y variadas a lo largo de la historia de la religión y la cultura. El artículo que se presenta se centra en un recorrido histórico de este significado, haciendo especial hincapié en el siglo xvii. En este itinerario particular se explorarán los intentos de regulación del símbolo cristiano por excelencia por parte de altas instituciones del estado y de algunos preceptistas religiosos molestos por la indecencia de su uso en la vida cotidiana.

Highlights

  • The article presented here focuses in a historical trajectory, especially in the xvii century

  • Sea de una manera o de otra, la Inquisición, una vez más, actuaba de oficio contra toda práctica religiosa o de pensamiento «desviada» o ajena a su ortodoxia, publicando una orden expresa en los siguientes términos: Hacemos saber que, debiendo estar la Santa Cruz siempre puesta y colocada con la reverencia y veneración que se debe, se ha introducido un abuso y perniciosa costumbre de poner y pintar cruces en rincones públicos y secretos y otros lugares indecentes con fin de preservarlos de las inmundicias ordinarias, ocasionándose por este camino muchas indecencias e irreverencias que se experimentan por ignorancia o inadvertida irreverencia

  • Abundantísimos y variados son los ejemplos de los doctores de la Iglesia (san Jerónimo, san Ambrosio, san Juan Crisóstomo, san Juan Damasceno...) u otras figuras del santoral (san Pablo, san Marcial, san Bernardo, santa Elena, santo Toribio, san Agustín, san Francisco de Asís...), la mayoría sobre las virtudes de la cruz otros sobre la devoción del cristiano, la herejía o el demonio, como en el caso de la de la virgen Eustoquia que relata san Jerónimo

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Summary

Edicto de la Inquisición

Pues, de obsesión, cabe ubicar un edicto del Supremo Consejo de la Santa Inquisición surgido presumiblemente como respuesta a los abusos e irreverencias en los que había caído el empleo de la sagrada insignia, o como consecuencia directa de algunas peticiones como la del humanista Pedro de Valencia (1609), que luego comentaré, por su relevancia como precedente. Sea de una manera o de otra, la Inquisición, una vez más, actuaba de oficio contra toda práctica religiosa o de pensamiento «desviada» o ajena a su ortodoxia, publicando una orden expresa en los siguientes términos: Hacemos saber que, debiendo estar la Santa Cruz siempre puesta y colocada con la reverencia y veneración que se debe, se ha introducido un abuso y perniciosa costumbre de poner y pintar cruces en rincones públicos y secretos y otros lugares indecentes con fin de preservarlos de las inmundicias ordinarias, ocasionándose por este camino muchas indecencias e irreverencias que se experimentan por ignorancia o inadvertida irreverencia. La primera fecha porque Patón expresa que Felipe iv lo manda publicar; la segunda, por la publicación el 20 de octubre de 1626 en Ciudad de Méjico de otro edicto de la Inquisición de Nueva España que cabe suponer consecuencia del anterior, puesto que copia fragmentos y recurre a las mismas fórmulas legales. Dado que el humanista habla de «un nuevo edicto» (fol. 3v), cabe pensar más en una datación cercana a la escritura de su opúsculo que no en una lejana; por tanto, aventuro finales de 1625 o principios de 1626, en tiempos del inquisidor general Andrés Pacheco de Cárdenas.

De Exhortaciones y Burlas varias
Pedro de Valencia
Bartolomé Jiménez Patón
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