Abstract

Se parte del hecho de que las propuestas vigentes de organización social, sean de cuño comunitarista, colectivismo revolucionario o contractualismo liberal, debido a la ficticia concepción de la persona con que operan, no dan una respuesta adecuada a su dignidad. Dicha respuesta necesita fundamentarse en la vulnerabilidad y consiguiente mutua “dependencia” que por naturaleza nos vincula a los seres humanos, sin excepción de individuos y a lo largo de la vida. Esta perspectiva nos sirve para valorar la forma en que de hecho nos tratamos. En consecuencia, insta a que, más allá de la justa indignación, asumamos el compromiso propio de lo que presentamos como “ética del cuidado”. Un cuidado en el que han de concienciarse los ciudadanos, generalizarse en la sociedad civil y convertirse en “solidaridad” como núcleo del Estado social. De estas reflexiones se decantan los valores clave del trabajo social, entre los que la “autonomía plena de la persona” constituye el horizonte o punto de llegada al que proponemos dirigir nuestra mirada y nuestra acción.

Highlights

  • We argue that the current proposed forms of social organization have a fictitious concept of the person as their reference point, which does not provide a response in line with the dignity of persons

  • Constatamos que la historia no consigue avanzar en la pretendida dirección salvadora por mediación del totalitarismo colectivista, del neoliberalismo, de la fe en la felicidad del consumo global o en brazos de sentimientos, tan aleatorios e imprevisibles por sí mismos, de caridad, compasión, liberalidad, generosidad o altruismo, sea cual fuere su inspiración

  • En M.J. Larrabee (ed.) An ethic of care: feminist and interdisciplinary perspective

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Summary

Punto de partida: dependencia y cuidado

Decía Ortega y Gasset (1980) que «la vida nos ha sido dada, pero no nos ha sido hecha», y concluía que es el «quehacer» (p. 49) la encomienda de nuestra presencia como seres humanos en el mundo. Finalmente —no en el sentido de un a priori sino de un resultado a posteriori — podamos decantar y registrar, como fruto de nuestra experiencia, y convertir en conceptos propuestas tales que sean normas de acción, valores morales, derechos y principios, siempre susceptibles de ser revisables, porque nunca podemos perder de vista en qué condiciones de lugar y tiempo constituimos y compartimos la vida los seres humanos. Es el Estado social y democrático de Derecho el que viene a dar respuesta a esa menesterosidad, a través de las políticas sociales relativas a la atención universal y gratuita a las personas, contenidas en los cinco sistemas de bienestar y ejecutadas, entre otros por los profesionales del Trabajo Social. Constatamos que la historia no consigue avanzar en la pretendida dirección salvadora por mediación del totalitarismo colectivista, del neoliberalismo, de la fe en la felicidad del consumo global o en brazos de sentimientos, tan aleatorios e imprevisibles por sí mismos, de caridad, compasión, liberalidad, generosidad o altruismo, sea cual fuere su inspiración

Conclusión: los valores morales que fundamentan la acción social
Valor o virtud mediadora: la solidaridad
Referencias bibliográficas
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