Abstract

Las cabezas cortadas (exentas) no se asocian a los sacrificios humanos recogidos por Estrabón como figuración de los enemigos muertos en combate sino que podrían representar a los antepasados de cada uno de los centros de población de la Asturias castreña. Este culto a los ancestros hallaría su expresión a través de la celebración de la fiesta en honor de los jóvenes del poblado en el momento del paso a la edad adulta tras haber superado una serie de pruebas y convertirse en nuevos guerreros defensores de la comunidad. Por ello las inscripciones antropomorfas de carácter funerario del territorio astur tal vez haya que interpretarlas como expresión de dicha realidad social en un intento por mantener presente el recuerdo de los antepasados y su ayuda desde el más allá.

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