Abstract


 
 
 En este artículo discuto el actual esfuerzo por facilitar el acercamiento de la bioética a la política, dentro de la propuesta de la derivación de los conflictos bioéticos a la arena política, ante todo los que se relacionan con la pobreza, la inequidad social y la exclusión. Al aclarar algunas definiciones de la política, introduzco la idea de que el ideario del poder es foráneo a la bioética, para argumentar que Bioética y política obran en ámbitos distintos, y con métodos que difieren entre sí. La bioética no puede, por lo tanto, adoptar el lenguaje del poder. Una convergencia entre bioética y política en el plano de la deliberación no es pensable para la biopolítica. La propuesta de la bioética en general, y de la bioética de protección en particular, reconoce una profunda incompatibilidad con la biopolítica, en tanto la primera se ocupa del bíos – existencia- y la biopolítica se ensaña con la zoe destruyendo el bíos pues, como su nombre lo indica, la vida nuda se acerca a la vida animal y es despojada de su humanidad. En este antagonismo, la bioética tiene precisamente el rol de proteger al bíos de no ser tratado como merazoe, y de argumentar en oposición a las perspectivas biopolíticas, que operan en forma excluyente de los valores de libertad.
 
 

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