Abstract
1583 was a key year in the historical development of Arganda del Rey. On April 23rd of that year, Philip II dispatched a privilege which, exempting the dignity of archbishopric of Toledo, gave both royal jurisdiction and the title of villazgo to that locality. In this article a documental study is carried out, focusing on the paleographic and diplomatic analysis of the said privilege, held at the Archive of la Ciudad de Arganda del Rey.
Highlights
[en] Arganda is a royal villa!: a diplomatic study of the privilege granted by Philip II (1583)
El resultado de esta nueva concepción se puede resumir en una serie de manifestaciones, entre otras: consunción de tipos documentales de raigambre medieval, preeminencia de las fórmulas jurídicas sobre las solemnes, reducción de modelos diplomáticos y de la estructura formulística, aparición de nuevas cancillerías en la elaboración del documento real, plétora de escritos públicos incoados por autoridades delegadas, sistematización de los libros registros y establecimiento de los archivos[26]
Finalmente, se puede mencionar que esta carta de privilegio, hace poco restaurada, se cerraba mediante tiras de seda, rojas y amarillas, las cuales enlazaban la cubierta y de las que, al presente, tan sólo se conservan algunos fragmentos
Summary
Todo parece indicar que desde mediados de la centuria decimocuarta la población aleana se consolida y, paulatinamente, va creciendo[4]. Las edificaciones se levantan a ambas orillas del camino real, estabilizando un entorno que permanecerá durante largo tiempo. En noviembre de este año Felipe II, con la finalidad de mejorar la hacienda real y amparándose en una bula del papa Gregorio XIII que le autoriza a tomar cualquier lugar eclesiástico, la desmiembra del citado arzobispado, otorgándola la condición de villa de realengo; sin embargo, un mes después, por necesidades recaudatorias, el Rey Prudente la vende al señor de Campo Real Nicolás Grimaldo, quien posteriormente la traspasa a Melchor de Herrera, señor de Carabanchel, y, por último, pasa a manos del señor de Carabaña, Sebastián de Santoyo[6]. Sin embargo esta circunstancia perdura tres décadas, pues en 1613, debido a las deudas contraídas, es adquirida por el duque de Lerma, Francisco de Sandoval y Rojas[9], a pesar de las quejas vecinales, que ocasionan la. La contemporaneidad trajo mejoras (construcciones, industrias, red de transportes...), lo que conllevó un crecimiento económico y demográfico, culminado en el siglo actual, en el que Arganda del Rey se ha convertido en “la capital del sureste madrileño”[14]
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