Abstract

ABSTRACT Recent work suggests that avian egg color could be a sexually selected signal to males that provides information about female condition, female genetic quality, or maternal investment in eggs. Theory predicts that egg color should influence male investment if it is an honest signal of the marginal fitness returns on paternal investment; a male should invest more in a colorful clutch if that investment increases offspring success more than an equivalent investment in a less colorful clutch. Some experimental support for this hypothesis has been found for species that lay blue eggs containing the pigment biliverdin, a potentially costly antioxidant. However, the brown eggshell pigment protoporphyrin, a pro-oxidant associated with poor female condition, has received less attention as a potential predictor of female quality or investment. We performed a cross-fostering experiment with House Wrens (Troglodytes aedon) in southwest Michigan in 2007 to test whether brown egg color was related to female condition or maternal investment, and whether male provisioning of nestlings was related to egg color. We swapped entire clutches between nests and measured egg characteristics and parental provisioning rates. We found that brighter eggs (i.e., those with less brown pigment) were heavier, and that nestlings that hatched from brighter eggs were fed at higher rates by their foster mothers, but not by their foster fathers. This pattern is consistent with the hypothesis that egg color is a potential signal of egg quality and female investment, but we found no evidence of a male response to this potential signal. This lack of a response could be the result of methodological limitations, a nonadaptive biological constraint, or adaptive indifference because chicks from brighter eggs do not actually yield increasing marginal returns on paternal investment. Clearly, additional study is needed to differentiate among these possibilities. Un trabajo reciente sugiere que el color de los huevos pudiera ser una señal sexual que provee a los machos información sobre la condición de la hembra, la calidad genética de ésta o la inversión maternal en los huevos. La teoría predice que el color de los huevos debe influenciar en la inversión del macho si es una señal honesta de ganancia marginal de aptitud en la inversión parental; un macho debiera invertir más en una camada colorida si esta inversión aumenta el éxito de los hijos que una inversión equivalente en una camada menos colorida. La evidencia experimental, para esta hipótesis, ha sido encontrada para especies que ponen huevos azules los cuales contienen el pigmento biliverdina, que es un antioxidante potencialmente costoso. Sin embargo, el pigmento pardo en el cascarón, protoporfirina, un pro-oxidante asociado a una condición pobre de la hembra, ha recibido menos atención, como vaticinador potencial de la calidad de la hembra o de su inversión. En el 2007, realizamos un experimento de adopción cruzada en Reyezuelos (Troglodytes aedon) en el sureste de Michigan para poner a pruebas si los huevos pardos estaban relacionados a la condición de la hembra o a la inversión maternal, o si la atención (alimentación) de los machos a los pichones estaba relacionada al color de los huevos. Intercambiamos camadas entre nidos y medimos las características de los huevos y la taza de cuidado parental. Encontramos que los huevos más brillantes (ej. aquellos con menos pigmento pardo) eran más pesados, y que los pichones que nacían de estos huevos, eran más alimentados por sus madres nodrizas pero no así por sus padres adoptivos. Este patrón es consistente con la hipótesis de que el color de los huevos es una señal prospectiva o potencial de la calidad de los huevos e inversión maternal. Sin embargo, no encontramos evidencia, de esta señal potencial, en la respuesta de parte de los machos. Esta falta de respuesta pudiera ser el resultado de una limitación en la metodología utilizada, una limitación biológica no-adaptativa, o una indiferencia adaptativa, porque los pichones de huevos más brillantes no ofrecen un aumento de rendimiento marginal en la inversión parental. Claramente, se necesitan estudios adicionales para diferenciar entre estas posibilidades.

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