Abstract

El presente artículo aborda el estudio de las formas de organización política maya durante el periodo Clásico Temprano en la cuenca media del Usumacinta a través del análisis epigráfico de los dinteles 60, 49, 37 y 35 de Yaxchilán. Derivado del estudio de estos cuatro monumentos, que forman una sola unidad narrativa, se explora la importancia de los antropónimos-topónimos en la reconstrucción histórica de procesos políticos, territoriales y sociales en la región. En dichos dinteles se encuentran registrados antropónimos-topónimos conformados por la expresión waklaju’un pet, ‘dieciséis pet[enes] (provincias)’, que son significativos por indicar, de manera indirecta, que algunas poblaciones estaban integradas por petenes (provincias), antes de que se consolidaran como “señoríos” (ajawlel). Los nombres de personas (antropónimos), que tienen integrados nombres de lugares (topónimos), aparecen en registros jeroglíficos de los periodos Clásico Tardío y Clásico Terminal y permiten dimensionar la profunda relación que existe entre los antropónimos, las designaciones de los territorios y los nombres de familia. Las evidencias más importantes que indican que la integración territorial de los señoríos, estructurados en “dieciséis provincias”, fue un fenómeno de larga duración (hasta el periodo Posclásico, en Mayapán) es la presencia de los términos waklaju’un oon, ‘dieciséis familias’ y waklaju’un ajaw, ‘dieciséis señores’, en las inscripciones del periodo Clásico, así como la evidencia de la existencia de dieciséis cuchcabaloob en Mayapán. La razón por la cual los mayas habrían concebido la estructura del ajawlel en dieciséis provincias – dieciséis familias habría respondido a una lógica armónica cuatripartita, direccional y cromática, con cuatro petenes en cada rumbo cósmico.

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