Abstract

La escasez y el aumento de precios de productos alimenticios, productos de las secuelas destructivas de los huracanes Gustav, Ike y Paloma en el otoño de 2008 ejemplificaron una vez más las interrupciones frecuentes en el sistema alimenticio con que los cubanos, y especialmente las mujeres cubanas, han tenido que luchar desde el comienzo del Período Especial en la década de los 90. Empleando un enfoque de género para analizar la adquisición y preparación de alimentos, se examina las consecuencias de las periódicas escaseces de alimentos sobre el uso de tiempo y las estrategias informales de resistencia que las mujeres cubanas han adoptado para alimentarse a si mismas y a sus familias.

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