Abstract
El artículo ofrece un breve recorrido por la obra poética de corte amoroso de Eduardo García para inferir de su discurso amoroso su visión del mundo y de la poesía. Más allá de la dimensión meta-poética, la poesía amorosa de Eduardo García está marcada por una especie de obsesión temporal; pero no a la manera de los tópicos Tempus fugit, Colligo virgo rosas, etc., puesto que no es el paso del tiempo ni la degradación física lo que atormenta a nuestro poeta, sino la coexistencia simultánea de varios estratos temporales, de varios sentimientos amorosos, de historias sentimentales que se superponen: la mujer real y la soñada, la cotidiana y la inaccesible, la futura y la ya perdida para siempre, la que convive con el yo en el espacio de la casa y la que se encuentra invariablemente en paraísos lejanos.
Highlights
Beyond the meta-poetic dimension, the love poetry of Eduardo García is marked by a kind of temporal obsession; but not in the manner of the topics Tempus fugit, Colligo virgo roses etc., since it is not the passage of time or the physical degradation that torments our poet, but the simultaneous coexistence of several temporal layers, of various amorous feelings, of sentimental stories that overlap: the real woman and the dreamed, the daily and the inaccessible, the future and the already lost forever, the one that coexists with the self in the space of the house and the one that is invariably found in distant paradises
Si bien en sus inicios son patentes las huellas de la poesía de la experiencia, en Eduardo García, como en Javier Egea y García Montero, que me parecen ser los poetas que perdurarán cuando el tiempo someta a esta generación a su lógica criba, la verdadera experiencia exige un valor personal, individual. (Los más de doscientos poetas que reivindican su pertenencia a la otra sentimentalidad parecen haber frecuentado los mismos bares, haber tenido todos la misma resaca al día siguiente de la misma juerga nocturna...)
Pedro, La voz a ti debida, Madrid, Signo,1933
Summary
El artículo ofrece un breve recorrido por la obra poética de corte amoroso de Eduardo García para inferir de su discurso amoroso su visión del mundo y de la poesía. Más allá de la dimensión meta-poética, la poesía amorosa de Eduardo García está marcada por una especie de obsesión temporal; pero no a la manera de los tópicos Tempus fugit, Colligo virgo rosas, etc., puesto que no es el paso del tiempo ni la degradación física lo que atormenta a nuestro poeta, sino la coexistencia simultánea de varios estratos temporales, de varios sentimientos amorosos, de historias sentimentales que se superponen: la mujer real y la soñada, la cotidiana y la inaccesible, la futura y la ya perdida para siempre, la que convive con el yo en el espacio de la casa y la que se encuentra invariablemente en paraísos lejanos.
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