Abstract

La relación entre la presencia de volcanes, el marco tectónico regional y la dinámica de los temblores es muy estrecha. Sabemos que las erupciones son a menudo disparadas por temblores y que los volcanes generalmente se levantan a lo largo o cerca de grandes fallas, o en medio de provincias que han experimentado alto grado de fallamiento. En general se ha observado que el volcanismo bimodal basáltico-reolítico está asociado a un marco extensional, probablemente debido a la creación en los mismos de espacios de acomodamiento. Para volcanes intermedios en un arco volcánico el régimen tectónico es generalmente compresional o transpresional. Para Long Valley el patrón espacial de fallamiento indica que su generación fue facilitada por la relajación debida a un doblez en el sistema transtensional de fallas frente-de-sierra-coordillera. El patrón temporal en la taza de corrimiento sugiere que la zona de mayor actividad ha migrado con el tiempo hacia el NW y se encuentra ahora enfocado en los cráteres Mono-Inyo. El arco volcánico mexicano del Sur presenta un ejemplo de la coexistencia entre volcanes y estructuras compresionales y transpresionales. El corrimiento entre estructuras regionales ofrece la oportunidad para que se de el movimiento del magma y su eventual erupción, en una especie de bombeo de fluidos a través de fallas dinámicas. Tanto cinemática como dinámicamente, la actividad volcánica puede ser completamente dependiente de factores tectónicos para la acumulación, el almacenamiento y la erupción del magma.

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