Abstract
Hacia 1850 se inició la construcción de los jardines románticos del Palacio de San Telmo en Sevilla. En ellos, se plasmó el ideal de jardín paisajista en línea con la tradición europea precedente. En su recorrido, iban apareciendo sorpresas donde vegetación, naturalezas artificiales y caprichos arquitectónicos representaban distintas escenas. La nueva arquitectura del hierro entró en ellos en forma de puentes, pajareras y estufas acristaladas para plantas exóticas. Este artículo ofrece interpretaciones sobre sus rincones pintorescos, analiza su conjunto de invernaderos, y muestra planimetrías y documentación inéditas sobre una estufa diseñada por Juan Talavera de la Vega en 1894.
Published Version
Join us for a 30 min session where you can share your feedback and ask us any queries you have