Abstract
Este artículo analiza la saga de películas rusas Brat (Brother), de Aléksei Balabánov, como artefactos culturales del periodo transicional entre la URSS y la Federación Rusa (1991-2000). Su aspecto más significativo es la construcción de un héroe ruso ejemplificador de los valores que el país seguiría en el nuevo milenio. El resultado es Danila Bagrov, tanto heredero como renovador de tradiciones literarias y cinematográficas nacionales. Se examina a este personaje y el entorno en el que transita según dos criterios: como agente heroico del cambio moral y social que Balabánov propone, y como participante de dinámicas propias del periodo en el que vio la luz. Estas dos facetas son responsables de su estatus actual en la conciencia popular rusa contemporánea: tanto una reliquia nostálgica de un periodo clave en su historia reciente y un emblema de un proyecto nacional aún en proceso. Asimismo, también se expone el análisis social que Balabánov hizo del panorama de su país; sus problemas inherentes y particularmente los peligros que presagiaba con la creciente occidentalización producto de la liberalización, asociada a la decadencia moral y cultural. En esta línea, se arguye que Brat es una contribución artística contemporánea al tradicional debate entre eslavistas y occidentalistas –vigente en el país desde hace siglos– a favor de una Rusia culturalmente independiente, unificada, poderosa y nacionalista.
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