Abstract
El régimen franquista utilizó la literatura infantil como herramienta para adoctrinar, siendo La Sirenita de Andersen un claro ejemplo de intento de manipulación educativa. En las décadas iniciales, el cuento fue aprobado sin modificaciones, destacando valores como el sacrificio personal y la espiritualidad. Sin embargo, tras el Reglamento de Publicaciones Infantiles de 1955, la censura se endureció. Las versiones posteriores suavizaron la violencia, eliminaron referencias a la inmortalidad, y reforzaron mensajes de conformidad y resignación. Además, las ilustraciones fueron modificadas para alinearse con los estándares morales del régimen, despojando a los personajes femeninos de cualquier atisbo de autonomía. El caso de La Sirenita evidencia cómo la censura franquista reconfiguró la literatura infantil para perpetuar roles tradicionales y limitar el pensamiento crítico, convirtiendo los cuentos de hadas en vehículos de control ideológico.
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