Abstract
Estados Unidos estuvo pendiente de la evolución de la trayectoria que tomaba la guerra del Pacífico. Como potencia regional y en el marco de la doctrina Monroe no permitió la intervención diplomática de Europa para que llevase a cabo una mediación ante los países beligerantes. La diplomacia norteamericana ofreció sus buenos oficios desde el inicio del conflicto, pero se hizo con mayor énfasis con la asunción del presidente republicano James Garfield y tras la caída de Lima (enero de 1881). La presente investigación basada en información de archivos inéditos realiza un seguimiento a las acciones de la diplomacia norteamericana desde la perspectiva de la política exterior peruana y su legación en Washington, pues la doctrina Monroe fue interpretada y reajustada por la Secretaría de Estado norteamericano en la medida en que se imponía la derrota peruana con el tratado de Ancón (1883); transitando desde un apoyo al Perú hacia uno inequívoco con Chile.
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